¿Tu empresa necesita un video o necesita comunicar de eficiente por medio de un video?
En los últimos años habrás escuchado a los profesionales del marketing y la comunicación sobre la mayor presencia de contenidos de video.
El razonamiento es unánime y se respalda con datos. Las marcas utilizan el video para comunicar con sus consumidores y la presencia del video va increchendo.
Ventajas del video
La sociedad de consumo cambia, los usuarios consumimos más información en menos tiempo y lo hacemos de una forma frenética, impulsiva, ansiosa.
El video entra por los ojos y llega al corazón con imágenes sugerente, sonidos y melodías que establecen conexiones emocionales que en ultima instancia provocan impulsos, cambios de comportamiento o una llamada a la acción ( de compra).
Pero el video no solo vende, sino que es una valiosa herramienta para comunicar y educar. Se podría decir que hay un video para cada finalidad: Video promocional, video corporativo, video tutoría, video conferencias, entrevistas, contenido de marca, video live streaming, presentaciones de productos y proyectos, etc, . El video es solo la forma y dentro de él cabe prácticamente cualquier contenido que puedas imaginar. ¿Para qué sirve el video entonces? Para casi todo.
Este lenguaje (audiovisual) una vez diseñado, requiere ser producido por una productoras audiovisual que se encargan de filmarlo y editarlo.
En esta ecuación suelen intervenir: Departamento de comunicación de marca + agencia publicidad + productora audiovisual.
A veces no todo sale bien.
Cuando tu marca o empresa decide comunicar por medio de video la forma es tan importante como el contenido. En muchas ocasiones la marca contratará los servicios de una agencia de comunicación o publicidad para que diseñe el mensaje y esta a su vez contrata a una productora audiovisual para producir un video que transmita el mensaje que la agencia de diseñado con la información recibido de la marca.
En ocasiones sucede que una parte vital del proceso del diseño y producción del video queda en tierra de nadie y la inversión de la marca no resulta todo lo fructuoso que se hubiera deseado.
Déjame ilustrarlo con un ejemplo.
Una marca como la Caixa quiere captar clientes en la redes sociales (instagram) y para ello contrata la agencia X que diseña una campaña de publicidad exactamente como las que se diseñan para los anuncios de televisión. Nadie repara en la agencia que el perfil del espectador de TV (y su comportamiento) es totalmente diferente al comportamiento de un usuario en una red social como instagram.
Así pues, la agencia X diseña una campaña de publicidad de televisión para distribuir en Instagram.
¿Problemas?
Producen un video horizontal para luego ser visto en dispositivos verticales, haciendo que la imagen quede pequeña para todas aquellos que no se molesten en gira su teléfono para el video de tu marca.
En las redes sociales los videos los crean los usuarios con sus cámaras y teléfonos móviles, su lenguaje es más espontáneo y la imagen no es tan producida como los contenidos en televisión.
En las redes sociales una marca debe hablar el mismo idioma que los usuarios con los que quiere conectar y mimetizar su comportamiento con estas comunidades que no han venido a la red social para comprar ( aunque luego puedo comprar algo), a la red social se acude a conectar con personas que nos aporten valor.
Es este juego de las redes sociales los modelos a seguir son los influencers y las marcas debería aspirar a ser los influencia de sus consumidores y no un departamento comercial.
Poner un anuncio publicitario propio de la televisión en una red social es no entender la utilidad de estas plataformas.
Todos reconocemos un anuncio de televisión cuando lo vemos porque nos indica que es el momento de ir al baño a echar o a la cocina.
Siguiendo con nuestro ejemplo, la agencia X sigue adelante con la campaña y contrata una productora de renombre para producir un video de alta calidad y altísimo coste (fácilmente superior a 300.000€).
Agencia y productora se sirven de la mejor cámaras y equipos, los mejores profesionales, hacen traer un DOP ( director de fotografía) de otro país para tener un acabado cinematográfico de alto nivel. Tras semanas de postproducción del más alto nivel donde se somete a la imagen a un tratamiento de color exquisito, el video está acabado y se envía una copia a la agencia para que está proceda con la distribución de la campaña.
Ahora empieza lo bueno.
En la agencia todos están muy ocupados así que delegan en el becario o “el nuevo” la tarea de coger el video enviado por la productora y publicarlo en las redes sociales del cliente, incorporarlo a campañas de Facebook y google ads, etc
Con esta idea en mente, este becario se da cuenta que el video que le envía la productora tiene mucha calidad y pesa mucho ( es un archivo con demasiados Megas). Después de consultarlo con algún compañero y de ver algún video en YouTube, se vale de las herramientas que encuentra y hace un copia del video comprimiendo la información ( normalmente le bajará el bitrate mas de la cuenta). Ahora tiene un video mas ligero y lo publica en redes y ads.
¿El resultado?
Ahora vemos un video que ha valido 300.000€, rodado en cine por los mejores profesionales con apariencia de haber sido filmado con un iPhone 0. Triturado por un profesional no cualificado antes de ver la luz. Justo antes de ser publicado, es convertido en una copia de baja calidad, pixelada y en ocasiones con un “aspect ratio” deformado.
¿Porque? Porque el último profesional involucrado en el proceso se vio en la necesidad de manipular un contenido de video sin tener un conocimiento especializado ( aspect ratio, Bitrate del video, codecs, resoluciones).En una agencia pequeña se puede entender pero en una agencia con recursos no es aceptable.
Concluyendo: La marca ha hecho un desembolso para una campaña que falla en su contenido y forma. Utilizando un lenguaje diseñado para un canal de difusión (comercial televisión) diferente al que va a ser utilizado para su difusión (online, redes sociales). Recordemos que en las redes los usuarios buscan contenidos de valor.
Falla en su forma porque el resultado es un video de baja calidad (por la manipulación última realizada en la agencia) y con una aspect ratio ( horizontal panorámico) que no entiende la verticalidad de los dispositivos móviles dónde el video será finalmente visto.
Al final del día
La productora hizo un trabajo excelente siguiendo las indicaciones de la agencia.
El becario de la agencia no era consciente de las implicaciones de su manipulación.
La marca delegó en la agencia todo el proceso.
Y la agencia de publicidad ha perdido una oportunidad para posicionarse frente a sus competidores como agencia para contenidos para las redes sociales.